Dado que el Crass y el Noi nos hablan de alegría y de matar la pena, podemos confesar que en casa d. no hay nada como unas buenas sevillanas para arrancarnos a dar palmas y a soltar jolgoriosos y destemplados olés. Recordaremos hasta la muerte un viaje en el recientemente hundido "vaporetto" entre La Línea y Cádi, con un grupo de señoras mayores amenizando el trayecto a base de coplas de sevillanas acompañadas simplemente de unas castañuelas: durante unos minutos estuvimos en el Valhalla.
Las sevillanas son a nuestros años lo que a la adolescencia el rock'n'roll: espabilina instantánea, una necesidad de hacer punteos con la raqueta de tenis, un espasmo de alegría que recorre el cuerpo y acaba casi en dedos cuernos. Y gritamos a lágrima viva
Que no te quieraY en nuestra casa decir sevillanas es decir Hermanos Toronjo. Nadie nos provoca tanto por sevillanas como estos dos titanes. Óiganlo bien:
El confesor me ha dicho
Que no te quiera
Y yo le digo padre
Si usté la viera.
Belleza pura y sin adulterar. Un sonido único y perfectamente dibujado. Las letras más delicadamente románticas jamás escritas. Parece que estemos hablando de Martha and the Vandellas, hay un paralelismo entre el Sonido Motown y el Sonido Sevilla. "Estas son buenas y no son reaccionarias", como dice un sabio del youtube.
Punto y aparte para las sevillanas bíblicas:
"Paco Toronjo, nombre artístico de Francisco Antonio Toronjo Arreciado, nacido el 13 de junio de 1928 en Alosno. Allí aprendió a cantar siendo un niño de ocho años, cuando se ganaba malamente la vida cuidando una piara de cerdos, oyendo cantar a los mayores.
No salió de su pueblo hasta cumplidos los treinta años. Los primeros años de su carrera formó pareja con su hermano Pepe, prematuramente desaparecido. Fueron pioneros del cante por sevillanas al ser ellos los primeros en grabar discos en esta disciplina".
Pero la aparente alegría de las sevillanas, al oír a los Toronjo, se vuelve inquietante. Como con El Pali tal vez. "A mí me gusta pegarte / solo por verte llorar" no se puede decir que sea alegría sin freno. Como egreguerizara Ramón Gómez de la Serna: "lloricantar". También Uderzo y Goscinny hacen a Astérix y Obélix, en pleno Celtiberia Show, dar palmas al compás de un gitano que les ha dicho "vamos a divertirnos" y a tal fin canta la copla "ay, por qué mi madre me trajo al mundo / sino para sufrir", como el Peret o Los Amaya de "Pena, tristeza y dolor" (¡otra canción boricua!: http://www.youtube.com/watch?v=Pd6OVYuITs4
Prueba de esa agria dulzura es el hecho de que Paco triunfara, a la muerte de Pepe, como cantante de fandangos —nuestro blues, siempre con penas de amores y dineros de por medio—, siendo hoy su nombre sinónimo del género. No diga "fandangos de Huelva", diga Paco Toronjo, como bien nos dice nuestro maestro Velázquez-Gaztelu:
Un sabio se volvió loco
No quería comprender
Que los sabios saben poco
Cuando quiere a una mujer
Les contamos todo esto con el corazón y como excusa para ponerles este increíble documento. Aquí tienen una película entera (88 minutos) sobre este genio del cante, con increíbles imágenes y con versos que ponen los pelos de punta:
Soy amigo de la nocheVéanlo en el patio de una casa de su pueblo, rodeado de amigos, dándolo todo, y díganme qué estrella del rock tiene esta planta y le echa estos bemoles. ¡Dele ahí, maestro!
A mí no me conoce el sol
Porque la noche es amor
Y oculta la hipocresía
A dormir yo me acostaba
por ver si te aborrecía
contra más dormido estaba
más presente te tenía
porque contigo soñaba.
La fotografía que abre esta entrada, "Pepe y Paco Toronjo con El Pinche", está sacada de este interesante y educativo blog.
No hay comentarios:
Publicar un comentario