De nuevo por aquí, con sumo gusto y placer, pidiendo, suplicando excusas por haberles abandonado temporalmente. Obligaciones ineludibles que no vienen al caso me han tenido un poco alejado. No obstante, sepan que les he seguido diariamente, con fidelidad y alegría. Efectivamente d., lo del amigo E. no tiene nombre. Bueno, si que lo tiene; ¿Que le parece el calificativo de TITÁN?.
Yo sigo con las sagradas escrituras. Y con sus evangelistas, que en esta Biblia son sólo dos; José y Delfín Amaya. Vayamos pues...
He aquí el verdadero nuevo testamento. La carta fundacional de la nueva rumba catalana, la que siguió la senda iniciada por los grandes; Pere Pubill Calaf "Peret", Antonio Gónzalez Batista "El Pescailla", Josep María Valentí "Chacho". Aquella que bebió tanto de la tradición flamenca como de la influencia afro caribeña pero que también fue permeable y receptiva con la música de su tiempo, huyendo de integrismos, mestiza y gitana.
En parte debido a esa mezcla de influencias, se la tuvo por un palo chico, orillada por los puristas, que prácticamente renegarían de ella. Pero no se le puede poner puertas al campo. Esos jóvenes cachorros carecían afortunadamente del espíritu endogámico de sus mayores, mostraban un apetito voraz por todo aquello que les otorgase visibilidad sin renegar de su pasado y estaban orgulloso de que a partir de ahí se les ubicase en su época.
Les daba igual que esa música fuese la banda sonora de algún exitoso spaghetti-western, la revisión de clásicos caribeños o el hit del momento, mientras la pieza encajase en su particular universo poblado de guitarras ventilador y palmas supersónicas que por derecho -y a veces por necesidad- serían lo habitual, lo convenido, para un género que a lo sumo iba acompañado de algún piano destartalado. Ellos tiraron por la calle del medio, sin complejo alguno. Decidieron incluir bongos, percusiones, sección rítmica e incluso órganos hammond con el mismo e impecable sentido del ritmo, ajustado el tempo, desbordantes de vitalidad. Más adelante también se atreverían con las guitarras eléctricas ("Bailen mi rumbita"). Desparpajo soul y un talento mucho mayor del entonces -y también hoy- convenido, sino por los fieles, si por los advenedizos. Una avidez y curiosidad que mostrarían de manera orgullosa, casi impúdica a lo largo de su carrera.
El bueno, el feo y el malo.
La muerte tenía un precio.
Llegados muy jóvenes a Barcelona, José y Delfín Amaya (sobrinos de la bailaora Carmen Amaya y protegidos de su guitarrista Andrés Batista) comenzaron fogueándose a finales de los sesenta en cualquier tablao o fiesta en la que fuesen recibidos. Tras esos años, asentadas las tablas necesarias, en 1971 publican uno de los discos de debut más soberbios que se recuerden por aquí y -por qué no decirlo- también de por allá; "Los Amaya y su combo gitano". (Emidisc J 048-50.472, 1971).
Caramelos
Doce canciones perfectas. Ninguna propia todavía, eso será más adelante. Pero tampoco versiones. Quiero decir con ello que sí, que son revisiones de otras, pero desde el mismo momento que caen en sus manos se tornan propias, suyas, de nadie más. De los puertorriqueños Hector Rivera ("Bailadores") o Tito Rodriguez ("Bacalao salao"), al cubano Roberto Puente ("Caramelos") pasando por Ennio Morricone ("El bueno, el feo y el malo", "La muerte tenía un precio"). Una verdadera obra maestra, incólume en el tiempo, agrandándose a cada día que pasa.
Zapatero remendón
Bacalao salao
Bailadores
Vive la vida
Pedazo de canción, de imagen y de todo amigos. Como dice el caballero que lo subió al youtube; "Tiembla, Sean Bonniwell"
Y como breve adelanto de su segundo disco, del que me apetece hablarles próximamente, les dejo esta joya de no-se-cuantos quilates. Nuyorican del Raval, Latin soul de Gràcia, Rumba y Bongolia, todo juntito y bien revuelto. Absolutely incredibol!
El Guateque
O_O_O_O_
ResponderEliminarPeaso disco,amic Don.La pareja Morricone ¨La muerte...¨ ¨El bueno,.....¨ Top Ten universales para mis adentros.Extraordinaria entrada,sí señor.